“El verdadero trabajo se hace desde dentro. Las pequeñas células grises…, recuerde siempre estas células, mon ami”. Estas palabras las decía el célebre detective de ficción Hércules Poirot (1920) cuando intentaba averiguar cualquier asesinato, ya sea en un campo de golf, en un viaje por el Nilo o en el Orient Express.
Efectivamente, Agatha Christie, su creadora, se refería a unas células denominadas neuronas descubiertas por el premio Nobel español D. Santiago Ramón y Cajal, allá por el año 1906, naciendo con ello el campo de la neurociencia. Estas células del sistema nervioso tienen dos partes diferenciadas: su núcleo o soma (materia gris, las células grises de Poirot) y sus prolongaciones (axones) o materia blanca. El auge que está teniendo la neurociencia aplicada a la educación, la emergente disciplina denominada neuroeducación, está permitiendo elegir y mejorar las metodologías y recursos que más efectividad pueden ofrecer en nuestras aulas. Según la pedagogía, el aprendizaje constituye el proceso por el cual adquirimos conocimientos y habilidades. Pero, al hacerlo, ¿qué ocurre realmente en el cerebro?
Entrada del blog del CMLI firmada por el profesor Julio Ballesta Claver.