Hace ya casi dos décadas vio la luz en la editorial Octaedro un libro con un título que era todo un programa: La biblioteca, el corazón de la escuela. El autor de este trabajo, Jaume Centelles, consiguió volcar brillantemente en sus páginas una extensa experiencia personal como bibliotecario escolar en un centro de Educación Infantil y Primaria. El libro recibió el Premio de Pedagogía Rosa Sensat porque no se quedaba en la superficie de las palabras bonitas o ideas repetidas sobre la importancia de la biblioteca escolar para cualquier centro escolar, sino que aportaba sugerencias y estrategias lectoras que ya habían sido puestas en prácticas por alguien que creía profundamente en ellas. Coincido plenamente con el título de este libro y celebro el espíritu incansable de Jaume Centelles, hoy ya jubilado, para fomentar la lectura y alfabetización informacional.

Creo que, a pesar de los años pasados, la lucha por hacer de la biblioteca el corazón de cada escuela sigue estando muy viva, porque las dificultades no son pocas. Por desgracia, el voluntarismo sigue siendo una de sus principales lacras. Nunca me cansaré de decir que hasta que las administraciones públicas no inviertan en personal a tiempo completo que se encargue de las bibliotecas escolares, estas no acabarán de cumplir al cien por cien con su indispensable labor educativa.

El papel todo lo aguanta, y en las recientes Instrucciones de 21 de junio de 2023 de la Junta de Andalucía sobre el tratamiento de la lectura para el despliegue de la competencia en comunicación lingüística en Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria, se puede leer que la biblioteca escolar debería llegar a ser “un centro neurálgico del aprendizaje que ofrece recursos tanto para compartir, reflexionar y expresar preferencias personales en torno a la lectura como para realizar actividades complementarias de fomento de la lectura, impulsando la innovación, la creatividad y el pensamiento crítico de la comunidad educativa”. Pero la realidad es todavía muy distinta.

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Raúl Cremades Garcia. Profesor titular de la Universidad de Málaga. Departamento de Didáctica de las Lenguas, las Artes y el Deporte. Director de la Fundación Alonso Quijano (Premio Nacional de Fomento a la Lectura 2015)

Esta entrada en el blog se publicó en el n.º 12 de la Revista Educar es Amar.