Hace falta volver a lo antiguo sin perder de vista todo lo nuevo

Durante la pandemia, he aprendido la importancia del rostro en mi trabajo. El rostro del alumno, pero también su manera de conversar, la broma, el modo en que se agobia ante la perspectiva de un examen. Ahora uno echa en falta esas cosas que antes daba por seguras, que no valoraba lo suficiente, pero cruciales. Porque el aula es todo lo humano. No solo hace falta invertir en nuevas tecnologías y poner en práctica las metodologías más actuales. Hace falta volver a lo antiguo sin perder de vista todo lo nuevo. Me refiero esos minutos perdidos en el pasillo, saludando, la digresión en el momento de impartir la materia, el chiste que nadie ríe, la votación a mano alzada para acordar el día de una entrega.

Seguir leyendo...